El valor de la amabilidad y la empatía como ventaja competitiva
NG.ESTUDIO
Natalia García está frente a mí. En la pantalla del ordenador. Después de dar algunos rodeos que ahora mismo no recuerdo, le pregunto cómo ha conseguido aportar tanto valor a su negocio a partir de su innegable capacidad para ser buena persona. “Yo soy de las que ayudan al camarero a recoger la mesa", me dice sin perder la sonrisa (nota del redactor: Natalia sonríe todo el tiempo). "Si veo al camarero agobiado, le doy los platos, recojo los vasos… me sale solo, Javi, no lo pienso", añade. Abro mucho los ojos. Y saco una conclusión trascendente de un comentario aparentemente anecdótico. Las buenas personas son inspiradoras.
Rebusco en Internet y encuentro auténticas joyas. ¡Eureka! En Infobae o en Onda Cero se hacen eco de varios estudios recientes que son alucinantes. Según el periodista Lachlan Brown, experto en relaciones humanas, quienes ayudan a los camareros, como hace Natalia, suelen mostrar una alta empatía y conciencia social. ¡Es un patrón de comportamiento! Esta conducta indica una capacidad innata para entender y compartir los sentimientos de los demás. Las personas que ayudan a los camareros suelen compartir una serie de rasgos psicológicos comunes, en serio, como la amabilidad, la empatía, la conciencia colectiva, la iniciativa y una predisposición natural a cooperar. Son personas que hacen que todo fluya mejor. Como Natalia, que pone su experiencia y su talento al servicio de sus clientes, y ayuda a que todo funcione y a que la boda, como experiencia, se sienta mejor.
Natalia García es un ejemplo luminoso de que ser buena persona también es una estrategia de negocio, un valor añadido, una ventaja competitiva. Y ese rasgo, esa manera de estar en el mundo, es la base sobre la que se ha cimentado Ngestudio, su marca, un proyecto fotográfico que va más allá de las bodas, más allá de la estética. Es una forma de mirar, de cuidar, de vivir.
1. Sonríe, luego existe
Al principio de nuestra conversación, Natalia lo esboza sin darle demasiada importancia: “(...) en las bodas soy fotógrafa, pero también acompaño, ayudo, cuido", asegura. "Yo estoy siempre para todo lo que necesiten”, repite. Y es esa actitud servicial, espontánea y positiva la que hace que muchas parejas se sientan con ella como en su casa. Su amabilidad no es una pose profesional. Ojito. “Si veo que a alguien le falta algo, le ayudo, en serio, me sale solo”, insiste, e intuyo que Natalia ya ha percibido que deseo que el artículo hable de esos superpoderes que veo en ella. “Hay días que estoy agotada, Javi, pero cojo la cámara y el chip me cambia", añade.
Ahora bien, la sonrisa de Natalia no es su firma, es su forma de liderar. No solo hay tiburones en el mundo de los negocios. Y ser buena persona, aparte de inspirar, vende. Literal. Un estudio publicado en el Journal of Applied Psychology concluye que los trabajadores percibidos como cálidos y cooperativos no solo tienen más posibilidades de ser contratados, también son percibidos como mejores líderes debido a su capacidad para generar ambientes laborales más positivos, sanos y productivos. Otro informe del Harvard Business Review insiste en esta idea y añade un dato relevante. La empatía no es opcional en el liderazgo moderno, sino el motor invisible de los mejores líderes del futuro.
2. La pandemia como revelación
En 2020, mientras todo se detenía debido a la pandemia, Natalia se coló con su cámara en el ojo del huracán. “Quería que esas familias tuvieran imágenes de esos momentos, era la única manera que tenía de ayudar", confiesa. Pidió permisos, insistió, se metió en el epicentro del dolor y allá que fue con su mirada como escudo y como puente. Su reportaje dio la vuelta al mundo, fue noticia en televisiones y diarios. Y para ella supuso un punto de inflexión en su vida. "Para muchas personas, esas fotos son lo único que les queda”, sugiere.
Escuchándola, puedo escribir sin miedo a equivocarme que desde entonces su trabajo posee una capa de significado más profunda y trascendente. Ya no se trata solo de documentar bodas bonitas, sino de entender que cada historia puede tener un eco que va más allá de la versión frívola que las redes sociales en ocasiones hacen del mundo en el que vivimos. Documentar la pandemia consolidó su propósito profesional y señaló su verdadera vocación. Natalia lo tiene clarísimo. Ayudar es su lenguaje. Y ella lo hace a través de sus imágenes, de su disponibilidad, de su manera generosa de iluminar todos los lugares por los que pasa. Su humanidad no es un adorno. Ser buena persona es la razón de ser de su negocio.
3. Hacerlo todo (y hacerlo bien)
En su web hay un carrusel de servicios que parece infinito. Encuentro información sobre bodas, sesiones, maternidad, familias, marcas, formación... Natalia es una fotógrafa multitarea, pero no porque ser multitasking sea trendy, que quede claro. “Todo ha surgido solo a lo largo de los años", me dice, como pidiendo disculpas. “Las parejas me pedían cosas y yo no podía decir que no", añade Natalia, que baja la voz para confesarme que aprender a encontrar el equilibrio entre el espíritu complaciente de su carácter y sus necesidades personales y financieras se ha convertido para ella en una tarea constante que le exige mantenerse firme y despierta.
Al enumerar su lista inagotable de productos y servicios, Natalia menciona packs, fotos impresas, álbumes, y todo tipo de experiencias que giran en torno a la fotografía y a la conexión humana. En Madrid, donde el mercado, debido a la competitividad, exige visibilidad permanente y una presencia activa en redes y eventos, Natalia ha creado una marca que responde a esa necesidad sin perder el alma por el camino. Cada reportaje, cada sesión, cada uno de sus servicios fotográficos está asociado al producto impreso, como si su humanidad se filtrara entre las páginas de cada uno de sus libros. “Para mí es importante que se lleven un trocito de mí”. Olé tú.
4. Una marca moldeada por la persona
A ver cómo te lo explico, lo que más destaca de Ngestudio no es su catálogo, ni su feed de Instagram. Natalia no ha adaptado su carácter a la marca; ha adaptado la marca a su carácter. Consciente de sus límites, además, ha decidido no trabajar en más de 15 bodas al año. Valora el tiempo con su hija, la calidad de su trabajo y la salud emocional del proceso. Se involucra, sí, pero también aprende a decir que no. “Antes regalaba de todo sin pensarlo demasiado", me cuenta. "Ahora sé que hay que darle valor al tiempo y al trabajo, y los clientes lo agradecen”, asegura.
Esa combinación de vocación y autoconocimiento hace que Ngestudio tenga algo poco frecuente en una marca hecha a sí misma: coherencia. Las fotos, las palabras, los gestos, todo parece formar parte de una misma intención honesta y auténtica.
Y aunque ella no lo diga en voz alta, porque Natalia es de las que quita mérito a sus triunfos, lo cierto es que su trabajo ha sido reconocido al más alto nivel. En 2018 recibió la Medalla de oro europea al mérito en el trabajo y, poco después, la Estrella de oro del Instituto para la Excelencia Profesional. Dos galardones que no solo premian su trayectoria, sino también la integridad con la que ha prosperado. Porque detrás de cada boda, de cada abrazo, de cada imagen, hay una profesional que hace de su humanidad su mayor valor. Y vivimos en un mundo, queridos lectores y lectoras, en el que esos valores se premian. Todavía.
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