La boda millennial vs la gen Z wedding
Y cómo adaptarnos a un nuevo perfil de cliente

A ver cómo te lo explico. No estoy seguro de que nos planteemos quiénes somos cuando nos casamos. Ni sé qué perdura realmente del ritual ancestral. Ni qué nos dicen las bodas de nuestra generación más allá de las flores silvestres, los seating plans y los fuegos artificiales a medianoche. Ni siquiera sé si todas estas dudas que estoy describiendo son demasiado importantes en realidad. Pero igual es un debate relevante justo en este momento, aquí y ahora, porque las bodas están cambiando delante de nuestras narices, entre otros motivos, porque las parejas que ahora se casan forman parte de una nueva generación.
En este artículo no vamos a decirte que una generación sea mejor que otra (¡Arriba millennials!), ni que ahora las bodas sean más conscientes y menos tradicionales, blablablablablá. Lo que voy a hacer es, como acostumbro, rebuscar en internet, con calma, con algo de humor y con mucha curiosidad, y plantear algunas respuestas sobre cómo ha cambiado la forma de casarse y qué debemos ofrecer en consecuencia. ¡Qué excusa más buena para elegir algunas fotografías de las talentosísimas Días de Vino y Rosas! Ellas son modernas, irreverentes, sofisticadas, creativas, complejas... Ellas son la bomba. Las ideales para un artículo de estilo en el que las etiquetas lo son todo... y nada... a la vez.


Los millennials somos la generación que quiso hacer bodas distintas, pero sin pasarse | DÍAS DE VINO Y ROSAS
Team Millennial
Queda claro que los millennials fuimos la generación de Pinterest, de las bodas DIY, de los hashtag personalizados, del seating plan en palets y las fotos con humo de colores. La generación que quiso hacer bodas distintas… pero sin pasarse. En el fondo, respetamos (casi) todos los rituales: vestido blanco, banquete, baile, anillos, entradas con música épica y un reportaje fotográfico que pudiera quedar bien en Instagram, pero que sobre todo pudiera convertirse en el diario visual de nuestra familia.
Los millennials, además, nos casamos más tarde y con una mezcla extraña entre nostalgia y modernidad. Hubo mucha boda en fincas, pero sobre todo queda claro que aspirábamos a algo más personal. Lo intentamos, aunque la mayor parte de las veces nos quedamos en una boda clásica... con toques boho. Es cierto. Es nuestro mantra. Queremos una boda distinta sin romper del todo las reglas.
La influencer y autora Tinx describe en este interesante artículo de Vogue cómo las novias millennial sienten una presión intensa para que su boda sea visualmente perfecta, especialmente en las redes sociales: "Un marcador de una verdadera boda millennial es la presión que sienten las novias en términos de cómo se verá en Instagram, cómo luce su cuerpo y, en general, lo que la gente dirá sobre su boda", asegura Tinx (la traducción del inglés es mía). Este enfoque refleja una preocupación por la imagen y la percepción pública, donde la boda se convierte en una especie de campaña de marketing personal.


Los Gen Z son más desinhibidos y menos comprometidos con las normas establecidas | DÍAS DE VINO Y ROSAS
Team Gen Z
Dicen los expertos que la Generación Z ha llegado para ponerlo todo patas arriba. Al parecer, son más visuales, más digitales, más desinhibidos y menos comprometidos con las normas establecidas. Sus bodas, por lo tanto, serán menos normativas, menos ritualizadas, menos de manual. Y eso no significa que para ellos las bodas sean menos importantes, ojito con esto, sino simplemente distintas.
Si el millennial decía “queremos que sea especial”, la Gen Z grita “queremos que sea nuestra”. En ese universo encaja una boda sin ceremonia, en la playa, en vaqueros, en TikTok. No buscan validación externa, buscan vivirlo con autenticidad y compartirlo. No quieren parecerse a nadie. Desean identidad... y comunicación.
Las parejas de la Generación Z son muy conscientes de su proclama. Cuando se casan piensan algo parecido a “esto no es una boda, esto somos nosotros celebrando algo”. Sin drama. Lo importante es lo que todo cuenta sobre ellos. Megan Thompson, una joven de 24 años de Ontario, Canadá, compartió en TikTok que su boda, celebrada en 2022, fue "muy al estilo millennial", a pesar de que ella es Gen Z total. Thompson expresó su deseo de haberla hecho más auténtica y menos tradicional, de no haber estado a la altura, por decirlo de alguna manera, de la necesidad de identidad propia que va implícita en su generación.


Tal vez la tendencia nos lleve a bodas cada vez más íntimas, sencillas y sostenibles - SOMENTHING BLUE WEDDINGS
Conclusiones
Para quienes trabajamos en bodas, más allá del debate simpático, todo esto que te estoy contando es crucial para poder adaptarnos y ofrecer productos y servicios atractivos. Nos toca adaptarnos (otra vez). Porque cada generación trae nuevas expectativas, nuevas formas de comunicarse, nuevas prioridades. Las parejas millennials te pedían una reunión por Zoom para hablar de emociones, mientras que las de la Generación Z te mandan un DM por Instagram con un moodboard ya hecho. Los primeros querían un reportaje para recordar. Los segundos se mueren por vídeos verticales que puedan compartir.
Ojito. Los Gen Z siguen valorando lo emocional, por supuesto, pero también lo inmediato. La estética les importa, pero no tanto como la verdad. De hecho, las preferencias nupciales de la Generación Z están marcadas por la autenticidad, el compromiso digital, y la sostenibilidad. Un artículo del Foro Económico Mundial destaca que el 75% de los miembros de la Generación Z prefieren comprar de forma sostenible en lugar de optar por productos de marca, lo que implicará un cambio significativo en nuestra industria, de forma paulatina, probablemente, hacia conductas más responsables y respetuosas con el planeta.
¿Y qué comparten Millennials y Gen Z? Según parece, se casan diferente, pero comparten algo: no quieren una boda cualquiera. Buscan algo que tenga sentido, que se sienta propio, que esté cuidado. Todos valoran el diseño, la experiencia y las emociones. Pero unos lo hacen desde el deseo de personalizar un ritual que ya conoce, y los otros, desde la libertad de reinventarlo por completo.
Si eres fotógrafo, wedding planner, florista o creador de contenido, prepárate para escuchar, observar y adaptar tu lenguaje. No se trata de cambiar quién eres, sino de afinar cómo cuentas lo que haces. ¿Hablas con palabras o con reels? ¿Tienes un portafolio o un TikTok en condiciones? ¿Sabrías trabajar una boda sin protocolo?
Quizá el futuro no está en elegir entre tradición o modernidad, entre una boda con vals o una con DJ. Quizá el futuro está en poder acompañar a cada pareja en el tipo de celebración que quiera tener, sin juicio ni fórmula, solo con autenticidad, escucha y creatividad.

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