La boda residuo cero celebrada en un vivero de Cindy Villaseñor
En un vivero de Highland Park, Los Ángeles, Cindy Villaseñor y su pareja organizaron una celebración que no solo juró amor, sino que fue una absoluta declaración de intenciones, una boda que fuera inolvidable sin dejar una montaña de residuos detrás. Su historia empezó con una sesión de compromiso organizada al amanecer en Yosemite y terminó con una recepción vegana entre plantas y mantas mexicanas que se ha convertido en una brújula práctica para parejas que quieren que su boda refleje sus valores respetuosos con el planeta.
Cindy Villaseñor, conocida como Cero Waste Cindy, es una educadora ambiental y activista mexicana-estadounidense radicada en Los Ángeles, cuya pasión por la sostenibilidad nació durante la universidad tras descubrir cómo la vida cotidiana puede reconciliarse con el planeta. Frente a las cifras alarmantes de residuos y las huellas de carbono de los grandes eventos, Cindy y su pareja decidieron que su boda no sería una excepción. Fieles a sus valores, diseñaron una celebración zero-waste donde cada decisión fue un acto de coherencia y amor.


"Nos casamos al aire libre, en un vivero. En realidad, no necesitábamos mucha decoración porque el lugar estaba lleno de plantas preciosas. Pero sí conseguimos decoración para las mesas: caminos de mesa, flores, jarrones, botellas de kombucha reutilizadas y suculentas en macetas de terracota. Los caminos de mesa se hicieron con tres mantas mexicanas cortadas y sujetadas por los extremos. El cartel de bienvenida, la caja de regalo (pedimos que no nos enviaran regalos materiales) y el mantel eran de segunda mano de la boda de otra persona que encontré en Offer Up, y el mantel era de The Left Bank". | cerowastecindy.com
Decisiones que marcan la diferencia
En cada decisión, Cindy buscó reducir en lo posible. Compró un vestido de muestra de segunda mano, cambió los tacones por unas sandalias de senderismo que sigue usando, vistió a su corte nupcial con vestidos bordados que ya estaban en casa y usó las plantas del propio vivero como decoración. Menos compras, menos transporte, más ecológico, se entiende. Los vasos y jarrones vinieron de tiendas de segunda mano o fueron reciclados, las botellas de kombucha pasaron a ser floreros; el menú lo puso un puesto vegano de tacos y las bebidas salieron de barriles y garrafones para evitar el uso de latas y botellas sueltas.
El resultado de sus esfuerzos es esclarecedor. La boda de Cindy generó aproximadamente 35 libras de basura tras todo el evento, frente a las cerca de 400 que genera una boda promedio. Ese dato no es anecdótico. Estudios y calculadoras de huella ofrecen números contundentes sobre las bodas como factor contaminante. Una boda americana promedio puede generar entre 56 y 63 toneladas métricas de CO₂, una cifra equivalente a decenas de viajes transcontinentales. La tendencia a las bodas verdes, según parece, no es una moda pasajera, es más bien una respuesta directa a ese impacto.
Si te interesa, puedes calcular la huella de carbono de una boda pulsando aquí.

Belleza útil, amor consciente
Que quede claro, organizar una boda sostenible no consiste simplemente en hacer sacrificios austeros. Se consigue mucho al apostar por un cierto sentido común estético y emocional alineado con el activismo verde. Cindy lo hizo posible con decisiones sencillas y replicables. A saber. Un viaje corto a Yosemite para hacerse las fotos y leer unos votos íntimos, con el fotógrafo y dos amigos, una ceremonia y un banquete local para reducir los viajes y los traslados; reutilizar mantas como manteles, o un papel compostable para envolver los jabones; pedir que nadie hiciera regalos materiales para evitar una acumulación innecesaria. Etcétera.
Cindy hizo balance de su experiencia en su blog y no ha dudado en reconocer sus propios errores. Por ejemplo, se arrepiente especialmente de no haber planificado bien la elaboración del abono orgánico natural que se había propuesto producir a partir de la descomposición de los residuos orgánicos de su boda, y recomendó apoyarse en servicios locales de alquiler y compostaje a quiénes estén pensando en seguir sus pasos. Esa mezcla de orgullo y humildad es instructiva y demuestra que la sostenibilidad, además de práctica, es inspiradora. En otras palabras, la sostenibilidad es más un viaje que un destino.
Añado: lo inspirador del ejemplo de Cindy no es solo la reducción de basura, en mi opinión, sino la dignidad estética que ella impuso a lo largo de todo el proceso. Organizar y diseñar a partir de lo disponible, de las flores del vivero, de las mantas familiares y los vestidos que ya estaban en el armario. Servir comida de proximidad bajo demanda, controlando el volumen de desperdicios, dar a los invitados vasos reutilizables personalizados, hechos a mano, o regalar jabones ecológicos. Y asegurarse, con cierto ingenio y mucha voluntad, de que todo lo que fuera incluido en la experiencia tuviera una función, un propósito, una razón de ser. Decisiones coherentes. Genuinas. Atrevidas. Responsables. Que aportan una idea de belleza única que se consolida a través de gestos sutiles que enriquecen la experiencia del invitado y le aportan un recuerdo útil, consciente y lleno de significado.

Un futuro más verde para las bodas
Las cifras demuestran que muchas parejas piensan en el planeta cuando planifican su boda. Encuestas del sector y organizaciones especializadas indican un creciente interés por opciones locales y eco-friendly, como reducir el número de invitados o elegir proveedores cercanos. Otra encuesta reciente señala que el 64% de las parejas prefiere opciones ecológicas para su boda. La tendencia no es homogénea, sinceramente, pero parece evidente que la industria nupcial está virando hacia prácticas menos contaminantes.
El Sustainable Wedding Alliance es una red internacional de empresas del sector nupcial comprometidas con la sostenibilidad ambiental y social. Su misión es transformar la industria de las bodas mediante educación, apoyo y acreditación, promoviendo prácticas que reduzcan el impacto ecológico de los eventos nupciales. Su informe de impacto 2020-2022 revela que el 97% de las empresas del sector consideran la sostenibilidad como una prioridad, aunque solo el 7% mide sus emisiones de carbono, lo que subraya la necesidad de una mayor formación y recursos en el ámbito de la sostenibilidad y las prácticas respetuosas por el medio ambiente.

El caso singular de España
En España, según publican algunos estudios, el 20 % de las parejas ya considera una boda ecológica como prioridad. Las iniciativas más comunes son flores preservadas o de temporada (73 %), decoración biodegradable (55 %), espacios únicos para evitar traslados (49 %) y productos locales (40 %). Curiosamente, si te das cuenta, todas son acciones que reducen costos, lo que me hace concluir que, al menos en principio, nuestras bodas por un tiempo serán más sostenibles, sencillamente, porque contratar al cátering de tu pueblo es más barato. Por algo se empieza.
Tras una búsqueda no demasiado exhaustiva, lo confieso, he encontrado algún ejemplo de iniciativa eco friendly digno de mención en una boda celebrada en Cantabria por Cordero Atelier y en esta guía ilustrada que la revista Hola ha publicado con trucos y consejos de sus expertas para organizar tu boda sostenible. También he dado con varios ejemplos de proveedores que a través de webs escritas en inglés ofrecen a ciertas parejas una escapada transoceánica a Barcelona o a Granada para casarse de forma "ecológica". Las comillas son irónicas.
A ver cómo te lo explico. Este tipo de emprendimientos me hace sospechar que también el activismo verde puede terminar enmascarado en la dialéctica del mercado como una etiqueta atractiva que ayude a promocionar y vender determinados productos y servicios. Corremos el riesgo de que salvar el planeta también se termine convirtiendo en un negocio y se aleje de lo que realmente es. Una responsabilidad moral. Ojito con esto. Por favor.

Cinco lecciones prácticas para una boda sin residuos
Expertos en bodas sostenibles proponen varios consejos, que Cindy ya aplicó y que cualquier pareja puede adaptar a sus circunstancias. Reducir los desplazamientos, unir ceremonia y banquete en el mismo lugar, elegir comida de proximidad y basada en productos ecológicos y de proximidad, usar flores locales o plantas en maceta, reutilizar vestidos y objetos, y considerar la compostabilidad o el reciclaje como parte del contrato con los proveedores. Incluso el cada vez más habitual elopement funciona en ocasiones como estrategia válida para minimizar la huella y maximizar el significado.
Me queda claro. Cindy y su pareja no solo firmaron un acta matrimonial, sembraron una forma distinta de celebrar, más amable, menos ostentosa, y completamente coherente con su identidad. El planeta no exige que las bodas sean austeras, pide que sean algo más conscientes. Y en esa ecuación, el amor se convierte en un compromiso plagado de símbolos y significados, más generoso con las personas que asisten, con las comunidades que participan y, sobre todo, con la huella que deja cada boda después del banquete.

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