La entrañable boda de Kike y Bárbara en Cabo de Gata

EL.ZARRIO

La entrañable boda de Kike y Bárbara en Cabo de Gata

Aviso. Hoy no voy a ser objetivo. Existen innumerables fórmulas para contar una boda. Lo admito. Y entiendo que las historias son un camino, un viaje, plagado de decisiones, donde el objetivo real de quien camina es llegar a un lugar lleno de significado con la premisa de haber disfrutado del paisaje. Pero no todos los viajes son igual de válidos. Opino. Kike y Bárbara se casaron en Cabo de Gata, un rincón del mundo muy especial para ellos. Lo tuvieron claro. La persona adecuada para poner en valor sus recuerdos, para guiar su historia hacia el destino correcto, era Paula Río, de El Zarrio. Entre todos los viajes, eligieron el que ella les proponía.

Sobre esta decisión hablo con Paula, que aparece en la pantalla con su enorme sonrisa. No termino de acostumbrarme a entrevistar a mis ídolos, y creo que se me nota la admiración que siento por su compromiso casi enfermizo por contar sus historias sin desorientarse, enfocada en lo que para ella es importante: las interacciones entre decenas de personas que se quieren, todas reunidas en un mismo espacio durante horas. "La boda de Kike y Bárbara es un regalo", me cuenta. "Cada año me doy el gusto de profundizar de esa manera en un par de bodas, sobre todo con clientes que vienen buscando algo muy concreto hacia donde quieren que yo les lleve", me asegura Paula. Qué suerte tienen Kike y Bárbara, pienso. Porque entre las innumerables fórmulas para contar su boda, entre todas, ellos eligieron la mejor.

El vídeo de Kike y Bárbara, de El Zarrio

A ver, Paula, en este mundo que en todos los sentidos es cada vez más superficial y más inmediato, tú eres cada vez más profunda y atemporal. ¿Eres consciente?

Soy consciente y es totalmente premeditado. He de decir que yo no quiero abrir una guerra entre lo inmediato y lo profundo, pero yo con lo que conecto mejor es con lo trascendente. Entonces, al final, desde lo que leo hasta lo que escucho o lo que veo todo tiene relación con los asuntos complejos que yo me planteo, y con establecer un proceso de asimilación y de cuestionamiento propios que necesita un ritmo determinado que, por supuesto, no es inmediato. En definitiva, sí. Soy profunda y pongo todo de mi parte para que mi trabajo también lo sea.

Entonces, queda claro que lo que se siente en tus vídeos es algo buscado. Estás continuamente buscando esas cosas que te interesan. En tu caso, que trabajas desde un enfoque marcadamente documental, lo has encontrado en las bodas, pero podrías haberlo encontrado, digamos, en cualquier otro ámbito de estudio o de trabajo.

Totalmente. De hecho, de las bodas lo que más me llama la atención en mi caso y en el caso de El Zarrio es el gran tema de los vínculos; los vínculos entre seres humanos, los vínculos familiares, los vínculos de amistad. Es lo que más me llama la atención y lo que realmente conecta mi manera de ser con una boda en sí. Luego hay otra parte que conecta hoy en día un poco con las tendencias, o la belleza, y que también yo soy consciente que debo aportar. Mis vídeos deben ser emocionantes y contar las cosas que me interesan, pero también deben cumplir con un compromiso estético: tienen que ser bonitos. Aunque tampoco me recreo demasiado en eso. Centro la mayor parte de mi energía en lo que para mí es esencial.

Oye, es que nuestro trabajo es muy exigente. Sobre todo para profesionales que hacen un trabajo inmersivo y emocional como el tuyo.

Sí, eso lo he aprendido con los años. Yo tengo una batería, y he llegado a una edad en la que debo gestionar mi propia energía. Y me va bien tener clientes que me exigen la búsqueda concreta de algo determinado, un par de bodas al año donde puedo recrearme, por decirlo de alguna manera, y una buena cantidad de parejas que me dan la libertad de rebuscar un poco donde yo quiera.

Antes de seguir. ¿Podrías pasarme dos o tres publicaciones de Instagram donde podamos ver otras versiones de tu manera de contar? Las pondré a lo largo del artículo para que podamos entender mejor lo que tratas de decir.

Por supuesto. Ahora te las paso.

Seguimos. Una de las premisas clásicas del estilo documental es encontrar en lo ordinario lo extraordinario.

Exactamente.

Y de contarle el ser humano al ser humano. O retratar al ser humano en su entorno. Noto en tu reportaje varias premisas del estilo documental, de hecho.

Yo soy una enamorada del ser humano. A mí me fascina la pluralidad del ser humano. Es algo que me parece maravilloso. En las bodas te encuentras con gente muy diferente, españoles o extranjeros, en celebraciones humildes o de alto presupuesto y, sin embargo, los vínculos siempre están presentes, como conceptos universales. El amor, la amistad, la unión entre personas, la bondad o el apoyo mutuo, aparte de todos esos pequeños conflictos y desafíos que ocurren en las bodas y que son una representación de nuestra manera personal de afrontar también el día a día en nuestras vidas.

Entiendo que las parejas como Kike y Bárbara, ya desde el principio, te comentan que van buscando un poco lo que tú haces, porque veo en tu sensibilidad algo que, tal vez sin ser mainstream, es muy especial.

Kike es videógrafo. Lo conocí en un taller que estuve dando hace muchos años en Granada, en una escuela de diseño, y él asistió como alumno. Según me contó, él siguió mi trabajo desde entonces y le encantaba nuestra manera de narrar. Y nosotros fuimos los videógrafos de su boda porque el socio de Kike, que también valora mucho nuestro trabajo, nos regaló.

Y esa confianza te dio alas.

En este caso concreto, por supuesto. Luego hay otras parejas, como te he dicho, en bodas con wedding planner sobre todo, con las que ni siquiera hablamos hasta el día de la celebración, y donde también he encontrado una manera muy natural de contar. En esas bodas, hasta el día del evento no tengo un conocimiento de cómo son esas personas que están allí reunidas. Así que esas bodas me obligan a estar muy atenta y curiosa a qué personas forman parte de cada momento, qué están diciendo en los discursos, porque para mí las palabras son muy importantes. Las palabras, dentro de un discurso, tienen su peso, su silencio, su imagen.

Es curioso que, en función de si hay wedding planner o no, para hacer tu trabajo debas pasar de ser cazadora a recolectora, de trabajar desde la curiosidad y el descubrimiento a documentarlo todo con cierta planificación y estrategia.

Normalmente, cuando trabajo con cierta estrategia o planificación es porque ellos hablan conmigo antes y están buscando algo muy concreto. Porque les gusta nuestro trabajo, te dan una confianza muy genuina, muy específica, que el cliente que viene referido no te da. Pero también sé leer a ese cliente, y pongo toda mi experiencia al servicio de su historia. Yo agradezco mucho estas bodas en las que me dejan trabajar libremente, en la que soy una voyeur curiosa, porque en estas bodas, sin hacer necesariamente un trabajo menos emocionante o comprometido, no pierdo tanta energía.

En vídeos como el de Kike y Bárbara, con los testimonios ya grabados, ¿sueles llegar a la boda ya con algún hilo del que tirar?

Yo tenía una ligera idea de cómo era esta pareja, pero yo llegué a su boda totalmente abierta, permeable. Es cierto que tenía una cosa muy clara. El padre de Bárbara, en su entrevista, hizo una metáfora sobre el mar, la ola y la orilla. Cuando lo escuché pensé que era un regalo. Y entonces ahí ya empiezas a definir por dónde tienes que ir.

De hecho, en el vídeo hay muchas asociaciones. Mucha metáfora visual. En este caso concreto es muy evidente, porque te llevaste a la pareja al mar, y hay una ola, están en la orilla... Queda claro. Pero hay muchas asociaciones más sutiles que me hacen pensar en alguien que está ahí, ya en la boda, buscando algo como muy concreto que contar. O en una editora comprometida que revisa el archivo de forma incansable tratando de encontrar esos vínculos que tanto le interesan. ¿Por dónde van los tiros? 

En este caso, tuve un par de cositas muy claras y las otras se fueron forjando en la edición. En el inicio, cuando se habla de palabras, de repente, buscando en el archivo encontré esos textos que estaban implícitos, que grabamos en la propia casa de ellos y en el lugar donde se casaron, que es muy importante para ellos. Y el mensaje escrito en el disco de Los Planetas, por ejemplo. Yo eso lo he hablado previamente con él. Los Planetas es su grupo favorito. Yo esas cosas las sé. Entonces, cuando se va definiendo por dónde va a ir el vídeo en la propia edición, y decides voy a tirar de esto, pues sigues enredando ahí, buscando y, con un poco de suerte, encontrando.

La idea de tu trabajo documental me queda clara. Buscas conexiones que hagan que esas palabras, por ejemplo, yo las interprete desde mi experiencia, que ese amor sea el amor que yo siento por mi novia, que esa madre sea mi madre. Supongo que buscas y buscas esas conexiones porque eres consciente de hasta qué punto emociona cuando las encuentras.

Sí, sí, sí, claro que soy consciente. Pero editando a veces cuesta. Hay muy pocos de mis trabajos que me hagan emocionarme de esa manera. Puedo ver un trabajo bien hecho, un trabajo elegante, un trabajo que va a permanecer en el tiempo, pero interpretar si emociona o no realmente me cuesta. El vídeo de Kike y Bárbara, por ejemplo, es un trabajo que a mí sí que me emociona. Yo lloro cuando veo este trabajo porque yo soy tonto con tonta, yo soy súper intensa. Todo eso lo soy yo también. Entonces me parece súper bonito. Porque de alguna manera me estoy explicando a mí misma a través de los demás.

A mí me ha emocionado mucho.

Para hacer este trabajo tuve grandes videógrafos a mi lado. Vinieron conmigo dos personas que fueron clave, una fue Francisco Montoro, que estuvo de segundo cámara, y de tercero a Jesús, de You Videógrafos, el compañero de Kike. Los dos fueron mis soportes. Tuve, lo primero, el conocimiento que Jesús tiene de Kike, ya que es su socio, y él también sabía a veces por dónde tirar. Y, por otro lado, a Fran. Y Fran porque es Fran. Su seguridad me hizo sentir que todo iba a salir bien.

Durante la boda, cuáles son tus obsesiones a la hora de grabar. ¿Cómo te mueves?

Para mí las dos partes clave son ceremonia y discursos. En esas dos partes clave, como ya sabes, le doy mucha importancia al sonido, me obsesiona que esté siempre de la mejor manera grabado. A nivel de imagen, durante la ceremonia coloco tres cámaras para tener un buen surtido, si lo necesito, aunque luego utilice recursos de otros momentos de la boda. O sea, yo no suelo contar historias lineales. Y me obsesiona, aunque menos, que los planos sean bonitos, que sean bellos, que evoquen algo, y que el sonido también esté perfecto el resto del día de la boda. Y tener muchos besos, abrazos y planos que me hablen de esos vínculos. Yo suelo enseñar a la novia posando con su vestido de novia, preciosa, por supuesto, pero abrazando a su madre. Hablando con su hermana, riéndose, brindando con sus amigas. Ahí es donde muestro la belleza que yo veo en una boda. Siempre a través del vínculo con los demás.

En mi opinión, es muy complicado, en la videografía de bodas, renunciar a la continuidad, a contarlo todo desde el principio hasta el final, con cierto ritmo y cierta fluidez, sin que los clientes echen en falta cualquier cosa que les termine sacando de la experiencia inmersiva en que debe convertirse el vídeo de su boda. En el caso de Kike y Bárbara está súper justificado, así que, ya puedes comprobar que esta entrevista es una simple excusa para hacerte la pelota.

Y para vernos un poquito. También te digo, como te he dicho ya, que solo me permito hacer uno o dos trabajos como este al año. En el resto de bodas, normalmente, me ciño a mi experiencia, a las cosas que sé que funcionan y que tienen una cierta conexión con las bodas. Conceptos universales, vínculos y demás. Pero la mayoría de mis clientes, como ya te he comentado, no me pide que rebusque en algo concreto que me obligue a comprometerme hasta ese punto con una estructura narrativa compleja. Yo le dedico mucho más tiempo a un vídeo como el de Kike y Bárbara. Mucho más esfuerzo. Pero me doy el gusto. Insisto. En una o dos bodas al año. Y luego ya depende de cómo te encuentres a nivel físico y emocional, porque yo conecto mucho emocionalmente con estas cosas y me requiere un gran esfuerzo.

¿Sientes cierta presión por ser un referente en lo que haces?

Yo no me considero un referente. Llevamos muchos años trabajando, y la gente nos conoce. Pero yo creo que hoy en día hay muchísima gente que está haciendo cosas increíbles. No creo que seamos un referente. Al menos, no somos tendencia.

Precisamente no hablo de crear tendencia. Estoy convencido de que tu visión es única. Y seguro que tus clientes te lo recuerdan.

A ver, yo noto que hay un perfil de cliente que acude a mí, cada vez con mayor frecuencia, diciéndome exactamente esto. Mira, Paula, no queremos un videoclip musical. No quiero posar. Yo quiero la naturalidad y la atmósfera que tú ofreces en tus vídeos, porque sé que eso no va a pasar de moda. En los tres últimos años me pasa mucho. El cliente viene buscando algo que sea atemporal, que no sea tendencia.

Qué mundo tan curioso, que te convierte en tendencia por no ser tendencia. 

A mí siempre me ha gustado estar en segundo plano. Exponerme no es algo fácil para mí. Yo publico en Instagram los vídeos que voy entregando para que se vea lo que hago. Y reforzar lo que te estoy explicando a ti, que a mí lo que me interesa son los vínculos que se crean, que a mí lo que me interesa es esa atmósfera. Me interesa que la gente disfrute del día y que yo lo cuente. No quiero crear nada nuevo, no quiero provocar. Pero mi estrategia es la no estrategia, también te lo digo, ¿eh?

Ya, qué curioso también que los profesionales que más me emocionan, los que tratan el reportaje de bodas de una forma trascendente, profunda y humana, no se viralizan.

Yo no es que no tenga interés, de hecho, estaría muy a favor de que algo que yo haya hecho se viralizara. Pero que se viralice porque el propio trabajo lo merece, por la propuesta o el mensaje que propone. No porque yo, de forma más o menos artificial, ande tocando teclas para ganar visibilidad. No es para nada mi objetivo. Sé lo que me interesa, lo que a mí me gusta, e intuyo que nunca voy a ser tendencia y probablemente tampoco nunca voy a ser viral.

¿Nunca?

Nunca. En ninguna fase de mi vida. Porque no lo voy buscando.

Pues permíteme brindar por esos profesionales que dedican tiempo y cariño a sus clientes, simplemente porque es lo que deben hacer, que no los usan como medio para llegar a un objetivo, sino como el fin en sí mismo de su trabajo. Brindo por ti, por comprometerte y, aunque suene un poco cursi, por hacer las cosas con el corazón.

Qué guay. Gracias, Javi. Estoy totalmente de acuerdo con absolutamente todas las palabras que has ido diciendo a lo largo de la entrevista. Yo me debo a mis novios. Entonces, cada vez que me enfrento a la edición de una boda con una pareja, yo tengo que ver a ambos desde el cariño, como dos seres humanos que se quieren y enfocarlo todo desde esa perspectiva. Y, aunque parezca lo evidente, lo natural, lo más sencillo de hacer, hoy en día, eso me requiere tal esfuerzo a nivel emocional, que no puedo estar pensando en la forma en la que, eso que estoy resolviendo de esa manera, podría funcionar también en Instagram, porque Instagram demanda lo contrario de lo que yo voy buscando. Digamos que los vídeos que entrego a mis parejas requieren toda mi atención. Y eso, probablemente, no lo cambie jamás.

Gran frase para terminar, ¿no crees?

Totalmente (risas). Gracias Javi.

Gracias a ti.

Si te ha gustado este reportaje, puedes continuar inspirándote en nuestra sección de Bodas reales, donde nos esforzamos cada día por ofrecer reportajes auténticos contados por los profesionales que los hacen posible.


EL ZARRIO
ELZARRIO.COM
@elzarrio


PATROCINADORES OFICIALES

Publicitat Casanova Foto
Publicitat Fujifilm